La gente habla, dice cosas que van al aire. No valen nada. Lo que vale es un papel firmado por un notario o alguien importante. Estúpido, no hables, no des voces y menos si no sabes de lo que hablas. Ya lo aclarará un médico, un abogado, las vivas fuerzas de la nación. Tú eres un estúpido que cada vez que hablas confundes a María Santísima con tus elucubraciones vanas. Mi teclado dice cosas. No valen. Mañana quizás haga calor, no lo sé, no sé lo que ha dicho el hombre del tiempo, otra fuerza viva. Quizás coja la bici mañana y me vaya a lo más profundo del mar a ver pulpos y esos animales. Me tendré que poner unos pies de plomo, andar con cuidado, no sea que alguien me hable de estupideces y en el fondo del mar suenan más potentes, más profundas, parecen verdades.
Bueno, me estoy cansando de escribir esta mierda de pensamiento inútil y me quiero fumar un cigarrillo a gusto y antes de eso beber un gran vaso de agua que calme mis ideas. Iré a la cocina. No me esperéis con vuestra inmunda cháchara.
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