Yo oigo mucho decir a la gente que necesita cosas. ¿No somos los homo sapiens? ¿No deberíamos dedicar más tiempo al pensamiento que a las cosas materiales de este mundo? Un buen libro nos cuenta cosas tan sorprendentes que no nos hace falta más. Si con perfumes piensa la adolescente que va a conquistar a su noviete, va mal, pues le conquistará mejor con la cabeza en su sitio y un buen bagaje de bondades y no de subterfugios para conquistar. El cerdo huele mal pero hay que ver el hambre que ha quitado a la gente.
Sapiens viene de sapere, saber. Hay un viejo refrán que no sé ya quién lo dijo. Dice así: aude sapere, atrévete a saber. Saber es más duro de lo que parece. Si no sabes, vives la vida riendo y gozando como un cerdo o como un alacrán que se aplasta contra la piedra.
Los domingos por aquí, por la ciudad, no hay mucha gente, así que no hablo con el prójimo. Además, el prójimo suele ser una persona con problemas ajenos a los míos y suele ser el prójimo un saco de vicios muy difícil de llenar. El prójimo pide dinero, molesta y se cree que yo soy gilipollas. El prójimo es inaguantable. Menos mal que los domingos hay pocos prójimos por la calle.
A propósito, un prójimo llamado Pedro Sánchez, en el ABC que he comprado hoy sale presumiendo de que le gusta el género literario creado por Valle Inclán llamado "esperpento". Podría mirarse al espejo y ver su propio esperpento. Habla del esperpento y no cita ni una de esas obras mientras que yo he leído Luces de bohemia, qué menos. Y el Ruedo Ibérico. Y Tirano Banderas. Es una lectura muy difícil. No creo que este botarate haya leído la prosa de Inclán. Se le notaría algo. En fin, este hombre se quiere hacer notar y no sabe cómo.
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