He cocinado unas lentejas a eso de las 8 de la tarde porque a esa hora estoy más relajado y porque dicen que luego están mejores. Hoy estoy contento y no sé por qué. Si se pudiera averiguar por qué uno está contento y hacer con ello una fórmula química de efectos cerebrales yo daría muchos de mis ahorros para la ejecución y administración de tal fórmula. La vacuna contra el COVID parece una efusión de alegría entre la gente y puede que contenga un efecto euforizante en la gente pero no me vale como fórmula de la felicidad. Ayer escribí un montón de blogs y escribí la novela pero no creo que esas actividades hayan hecho que me haya levantado contento, no pensando en mi maldita rutina, no comparándome con la gente que ríe, no pensando que tenía que estar en otro lugar para estar feliz, etc. etc. etc. Y es que ese tipo de pensamientos reiterativos, unos seguidos de otros, son los que me arruinan mi buen ánimo frente a la vida. Dice mi hermano que todo el mundo sigue una rutina, pero yo veo que dentro de esa rutina, hay gente que se sienta en una terraza y se descojona y yo no.
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