He leído un periódico en internet y he visto esta noticia: "Carmencita cumple cien años con salero". No sé quién es Carmencita ni por qué cumple cien años con salero. Había una foto con tres tipos abrazando un montón de ¿qué? No lo sé. Dicen que la vida es un río que va a dar a la mar. ¿Hay algo gracioso en ello? También dicen que la vida es un camino. Tampoco hay nada gracioso en esta comparación. La vida, sin embargo, ofrece ocasión al regocijo y al gozo cuando se juntan algunas variables curiosas o simpáticas. No es el caso de este lunes marrón en que el diario no hablaba de Facundo ni de Mercedes. La pena se instala en el corazón cuando las circunstancias son malas. El contento no cabe en la mente cuando nos tomamos la vida (ese río, ese camino) demasiado en serio, cuando la vida no nos toma en serio a nosotros. ¿Qué tipo de vida dejamos a los más jóvenes? Una vida sin humor y sin ganas de vivirla, llena de obligaciones para el mañana y sin ninguna expansión del corazón, que lo tenemos como una avellana de encogido.
Te invocaba según un largo rito,
torturándome hacia los pormenores de tu imagen...
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