lunes, 7 de noviembre de 2022

Había una niña que empezaba a andar y se cayó. Y le echó la culpa a sus padres. Los padres le dijeron que para aprender hay que fracasar pero la niña no quiso comprenderlos y no volvió a andar hasta pasado un tiempo muy largo. Siempre iba en su sillita. Cuando por fin se echó a andar porque ya no tuvo más remedio, le volvió a echar las culpas a sus padres, por haberse perdido todas las actividades que podría haber disfrutado si hubiera echado a andar antes. El caso es que en la vida se dan esta serie de victimismos absurdos y se echa la culpa al que no la tiene. La vida es larga o corta, según la miremos, la gente se cansa de vivirla: unos más que otros y una enfermedad mental no es moco de pavo.


El diablo nunca arruina su propia casa.

No tengo ni puta idea de lo que quiere decir

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