El héroe se quedó encerrado en una cámara frigorífica. Se estaba quedando helado, pero como era el héroe, con un alambre que encuentra no se sabe dónde, logra salir airoso de la trampa. Y, al sentir el calor de la cocina, se vuelve a meter en la cámara, esta vez con garantías de volver a salir cuando quisiera. Allí, dentro de la cámara frigorífica, oye una conversación de sus enemigos que no sospechan que el héroe los está oyendo. En esa conversación oye el montón de planes que tienen sus enemigos para matarlo. Lo quieren tirar por un balcón, lo quieren apuñalar, lo quieren ahorcar, etc. El héroe sale de la cámara frigorífica y, con una pistola, mata a cuatro de sus enemigos en un suspiro y el último que quedaba, al oír los disparos, acude a la cocina y recibe también su ración de plomo. Y adiós a las insidias de esta gentuza.
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