Y sigo aquí. Como en el jardín botánico, apreciando las flores y los árboles extraños. Y sigo y no me voy. Como en el rastro, la mitad viejo y la mitad robado. Como en la plaza de mi pueblo en primavera: todo luz y todo espera. Y si un día me piro, me piraré más días. Pongamos que hablo de Madrid y su jeringa en el lavabo. Pongamos que hablo de mí mismo, aquí parado. La vida surge en cualquier rincón.
Como no tengo ganas de escribir, diré que todo es un sueño desde que se nace hasta que se muere uno. Pero eso ya lo dijo Calderón, el de la Barca, pues se sabe que fue barquero el tonto de Calderón.
Una de dos: o me piro o me quedo pero no puedo estar pensándomelo.
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