Esta navidad me voy a leer el evangelio según San Juan. Una lectura como otra cualquiera. Paco dice que es muy simbólico este evangelio, que no es como el de Lucas, que era médico o el de Marcos, que era publicano. Bueno. Lo voy a leer a ver qué conclusiones saco. Los taxistas leen poco, les gusta más calcular el dinero que ganan y calcular gastos, así se les pasa el tiempo. No sé si habrá un taxista en toda Majadahonda que se haya leído el evangelio según San Juan. Dirán que es cosa de curas. Pero las cosas de Dios es cosa de todos. No en vano, Dios dictó a Moisés el decálogo. Y así seguimos con estos miembros de la sociedad de la ciudad. Son ignorantes de casi todo, así que todo se lo inventan para salir del paso. Y ya estoy harto de mentiras y no llamar al pan, pan y al vino, vino y doblegar el pensamiento a su capricho tonto de su idiocia.
Por aquel tiempo, empezaron a salirle higos a la higuera.
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