Me voy a evadir con unos versos de Machado:
Fue una clara tarde, triste y soñolienta
tarde de verano. La hiedra asomaba
al muro del parque, negra y polvorienta...
La fuente sonaba.
Rechinó en la vieja cancela mi llave;
con agrio ruido abrióse la puerta.
(...) Fue una tarde lenta del lento verano.
La verdad es que el verano es más lento que el invierno porque ya no hay mujerucas que se ponen a contar chismes frente a la chimenea. Con esto de los preparativos de la navidad que se acerca y la individualidad que reina entre la sociedad, todo el mundo anda de aquí para allá. Unos se van a Canarias al solecito y son muchos los que pueden ya darse ese lujo. Un conocido de Majadahonda me lo acaba de decir, que se va a Fuerteventura. Todo el mundo sueña hoy en regresar al lento verano en el que parecía que no pasaba nada. Así lo remarca Machado con esa puerta que se abre chillando y esa tarde que no termina de pasar.
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