La felicidad va unida a la inconsciencia. Los niños son inconscientes de muchas cosas, por eso son felices. Yo recuerdo mi paso por los institutos de enseñanza media con mucha inconsciencia y por ello, yo fui feliz en ellos, en estos institutos. La vida inconsciente ya no se admite en las personas mayores pero las personas mayores pueden refugiarse en la ignorancia de las cosas que es un sucedáneo muy apetitoso de la inconsciencia y así, seguir siendo felices como niños.
La vida no merece que estemos preocupados por la historia de nuestra nación, los productos químicos que dañan a los ríos, las causas de la sequía en todo el mundo, los avances que hay en materia genética o estar al día de la política de España. Todo eso da igual a la gente y, si no diera igual y estuviésemos preocupados por tales cosas, estaríamos preocupadísimos y la congoja sería mayor que la que sufrimos ya por la crisis. Así que la gente, que es sabia, se mantiene en la ignorancia de las cosas y le va bien. Y, como le va bien, la practica, esa santa ignorancia. Yo lo doy por bueno porque también yo he dejado de leer periódicos y novelas raras y libros de psicología. Nada hay mejor que la ignorancia para vivir feliz.
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