Horacio, en sus Odas, habló del "aurea mediocritas" que es conformarse un tipo con la medianía de su vida sin envidia ni codicia. Yo no soy codicioso, piense y diga lo que quiera cualquiera. Antes, era envidioso, pero ya no lo soy. Me conformo ya con vivir mi vida, sea esta como sea. Y si no puedo ir de vacaciones, me da igual. Resulta que estoy ya muy calmado de antiguas ansiedades y penas que me atenazaban la mente y el corazón. No codicio nada más que comer y estar bajo techo de estos malditos calores. Ya no envidio a aquel que se va a Tarifa o a Castellón. Yo, con un libro, puedo irme mucho más lejos. No sé lo que podría yo codiciar porque no codicio nada. Me valgo por mí mismo para pasar el rato y las conversaciones hueras las dejo de lado porque no me aportan nada. Doy mis paseos, voy a la biblioteca, tengo amigos que me pueden dar conversación sin ocultaciones ni majaderías de ese tipo, vivo feliz porque ni calzo estrecho ni trago ancho. Cátame dichoso, dicho y hecho.
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