Ahora leo libros de mi propia biblioteca: manuales de literatura, antiguas novelas, obras de la Edad Media y también la Biblia y El Quijote. He leído en el evangelio que nuestro patrón Santiago y su hermano Juan eran como el trueno, tenían mucha impulsividad. A mí no me gusta la gente impulsiva. Yo creo que no lo soy. Por las putadas que me han hecho los de mi propia familia podría haber saltado insultándolos o mandándolos a la mierda y no lo he hecho. Me he callado. Solo los he llamado ladrones por wasap, que es lo que son. Así que yo me aguanto y me callo. Pero dice un refrán: ten cuidado del enfado del bueno. Y es que tanto tiempo callado llega un momento que cualquier cosilla te enfurece. Yo me enfurecí el verano pasado y mi hermana dijo que no me pedía perdón porque eso no era nada. Eso fue una semana de depresión que me tiré en el pueblo. Pero bueno. Yo soy creyente. Quiere eso decir que creo en el cielo, en el infierno y en el purgatorio. Cuando mueran, pagarán sus ocultos delitos y pecados. Vaya que sí. A lo mejor no son conscientes del daño que han hecho pero Dios sí.
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