El otro día vi en la 2 un programa sobre los guepardos. Se están extinguiendo por falta de territorio. También salía un elefante que se ponía de manos para alcanzar las ramas de los árboles para comérselas pues el suelo estaba árido y desértico. El documental acababa diciendo que nos estamos cargando la Tierra tal y como era hace unas décadas. Luego lanzaba una llamada a la esperanza poniendo como ejemplo la salvación de unas ballenas que también estaban a punto de extinguirse. Dice el credo católico: creo en Dios padre todopoderoso, creador del cielo y de la Tierra. La Tierra, pues, es algo divino a preservar pues el Señor se preocupó de dárnosla a los hombres y mujeres de este mundo. No destruyamos la Tierra pues muestra más asombro un elefante que una camisa de marca; muestra más asombro un águila en el cielo que un móvil. Ya sé que todo el mundo consume pero deberíamos cuidar más lo que consumimos, que nos dure más tiempo aquello que compramos y no sea un puro capricho de tirar a los dos días porque ya no va a la moda. No seamos caníbales de la Tierra. Pensemos que no estamos solos en ella. La contaminación, la deforestación, el avance de la tecnología está creando un mundo enfermo, sin biodiversidad. Nos estamos cargando el planeta por puros caprichos consumistas.
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