lunes, 18 de octubre de 2021

Hay gente llena de defectos que luego, esos mismos defectos se los achacan a los demás. El codicioso llama codicioso a su vecino y el violento dice que los violentos son los demás. El soberbio no ve más que soberbia por todos los sitios menos en él. Y todo ello pasa por el ocultamiento que hacen de sus vidas que no la dan a la luz para que sea sabida de los demás. No cuentan nada, no hablan más de lo que ellos consideran necesario pero bien que preguntan por las cosas de los demás y así, sabiéndolas, pueden achacar esto o lo otro a los demás. Tú hiciste esto, dirán, pero tú nunca sabrás lo que hicieron ellos porque nunca lo han contado ni lo contarán. Tú eres consumista, dice el que va al Corte Inglés y se funde 600 euros en un par de horas, cosa que nunca sabrás sino que tendrás que intuir, pero a fuerza de intuir y de deducir, pues ellos, aunque no sean transparentes, los delatan sus formas, sus vestimentas y, en definitiva, sus hechos, que son conocidos por todos quizás por omisión, pues no suelen cumplir con los demás. Y ya está. Lo mejor es no pensar en ellos porque es absurdo pensar en entes fantasmales de los que no se sabe porque lo ocultan todo.


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