No hay más que gentuza por el mundo. Hay gente que se cree que caga bolitas de anís y luego son miserables de aquí a la luna. Menuda mierda de seres egoístas y materialistas que quieren más a su camisita de marca que a los que tiene alrededor. Hay gente que no merecería tener una conversación con ellos porque todo lo ocultan y tergiversan y luego, encima te echan la culpa de que tú eres antipático o serio o vete tú a saber qué. Menuda mierda de gente que se cree superior y luego su alma no pesa nada porque no la tienen, todo en ellos es corruptible y carnal, como los esqueletos que anuncian la muerte en procesiones carnavalescas. Son chulos, bobos porque no han leído más que cinco libros en sus tristes días y luego quieren dar la lección a todo el mundo pero al final se descubren como lo que son: feos cuerpos luciendo lindos ropajes del corte inglés.
Son gente abominable, terca en sus ideas, de ademanes chulescas y silencios impositivos pero luego no valen nada porque a nada se atreven. Esos son los que pululan ahora por las manifestaciones, por los grandes almacenes, por Preciados y por el Windsor: puros consumistas de lo que pueden porque si pudieran más, más consumistas serían. Quieren un yate, tienen un renault, quieren playa, tienen asfalto: como todos los demás. Pero a ellos les duele más.
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