El gallo que no canta algo tiene en la garganta, dice el refrán. Veo gente que se calla porque hablar le cansa, pero es muy duro ver cómo esas personas se van degradando hasta caer un en un estado mórbido, en una forma de aislamiento estúpido y depresivo. Esperemos que esas personas solo estén pasando un bajón, como se dice ahora, y esquiven la mala sombra de la enfermedad. La verdad es que cada vez hay más personas que están mal. Se han juntado la crisis financiera de hace ya 10 años; luego lo de la pandemia, que ya va durando 3 o 4 años y la gente resulta muy tocada en la mente y en el alma y esto hace que resurja la sombra de la enfermedad mental. Estas crisis sociales continuas van afectando a la persona en concreto creándola un malestar de todo tipo: físico (están todos los días cansados o sin ganas de hacer nada), mental (se deprimen o enloquecen) y espiritual (no encuentran sentido a la vida, no encuentran su sentido vital en el mundo en que viven). Todo eso es muy peligroso para la sociedad porque, al final, casi todo el mundo está malo de una cosa o de otra.
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