Ya me he terminado la novela "Tomas Nevinson" de Javier Marías. La empecé este maldito verano en el pueblo y la continué este maldito septiembre y la acabé hoy. Tiene 700 páginas y debería tener 400 para lo que cuenta. Menudo rollo de reflexiones y citas y demás parafernalia que no sé si ayuda al interés de la novela. Se trata de un detective que tiene que eliminar a una etarra. Se sitúa en el verano del 97, cuando pasó aquello del concejal José Ángel Blanco. Cuando el jefe, Tupra, "contrata" al detective Tomas ya se tira 200 páginas en que no pasa nada (bueno: se comen unas bravas). También he intentado leerme, sin ganas de acabar, "La aventura del tocador de señoras", de Eduardo Mendoza. Este libro es más divertido, pero a veces también se vuelve tedioso o raro de leer. Me he leído también en este rollo de cuidadoras y locuras de mis padres y mudanzas y gilipolleces varias, "Fulanito" de Alfonso Daudet, que va de un profesorcillo cuya familia se arruina. Por último, me he podido leer en este verano de reuniones, agencias de internas, amagos de residencias y demás historias agobiantes, "Un mundo feliz" de Aldous Huxley. Ya me lo había leído pero no lo recordaba nada y he vuelto a leerlo. Me ha gustado, aunque el estilo es un poco telegráfico. Bueno. Nos quedan a Paco y a mí dos findes de estar con mis padres. A ver cómo nos va.
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