Estoy mirando al mar y miro el oro que se esconde en él.
Dijo otro marinero cuando se juntaba el sol con el mar:
Me quedaría mirándolo una eternidad.
Dijo otro marinero:
He sacado de esa masa de agua tantos peces que no los puedo contar.
Dijo un señor que pasaba, de esos que llaman turistas:
¿Me dejan hacerles unas fotos?
Los dos marineros se fueron sin hacer caso con el mar en un costado.
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