Si en este blog escribo sobre libros, no creo que me lea mucha gente pues está visto que la gente no lee a menudo. Si digo que he leído un libro que se titula "Un mundo feliz" no creo que lo conozca ni el 20 por ciento de los que leen mi blog. Si hablo de mi familia, a nadie le interesa tampoco pero sirve para que yo me desahogue, pues hay cosas que no entiendo y me gustaría entender o que se me metieran en la cabeza y no darles vueltas. Pero yo tengo una enfermedad que hace que mi mente sea obsesiva y doy muchas vueltas a la cabeza. Mi hermano Paco acepta las cosas y ya está. Si insulto a alguien, no de modo soez, con insultos gruesos sino con insultos pensados pues deseo que me perdonen si puede ser pues cuando yo escribo blogs de estos de crítica no sé muy bien lo que me digo, ya digo que sirven para desahogarme de unas obsesiones que no se resuelven en mi cabeza. La gente que me conoce quizás cree que soy un tipo normal pero no soy normal pues padezco una enfermedad mental que, aunque tome pastillas y todo eso, la enfermedad se manifiesta con estas obsesiones que me dan que están lejos de la realidad. Entonces, cada uno puede hacer lo que quiera: no dar importancia a mi enfermedad y creer que ella no cause esas críticas o pensar que mi mente funciona mal (que es así, funciona mal) y perdonarme de alguna manera. Estos dos modos de obrar; esto es, condenarme sin saber que tengo una enfermedad mental o no condenarme es cuestión del lector pero yo no juzgaría mal a un corredor cojo que entre el último a la meta.
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