Si el trabajo te hace prosperar como persona, bien está el trabajo pero si no, hay que buscar una afición que te guste. Hay mujeres que después del trabajo, el estar con los hijos es su mayor recompensa y les hace prosperar como personas pero con las modernidades que hay ahora con el feminismo, ni ver crecer a los propios hijos es un beneficio para una madre o un padre. Les hace falta algo más. Así que cogen a los hijos y los meten en clases de judo o natación y ellas se van a hacer cursos de fotografía o de meditación.
Ese es el camino que siguen ahora los padres. No quieren ser educadores de sus propios hijos. Por una parte está bien y por otra, mal. El hijo debe ver en el padre o madre otro profesor más que le indique qué es la vida fuera del colegio. Pero por otra, el padre o madre se puede resarcir de tantas horas en el trabajo y pasar un rato entretenido sacando fotos o meditando sobre la vida. No hay nada malo en cualquiera de estas opciones. Si el hijo deja de tener respeto por su padre o madre es que el padre o madre no representa nada para él, hecho que puede pasar por ausencia (el padre o madre nunca está) o por falta de interés del padre o madre de ser una presencia para el hijo. He exagerado la situación pero puede darse el caso de que la presencia de los padres sea nula o igual a nula por la poca vocación de padres que estos puedan tener.
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