Es una puñeta tener fija la idea en la cabeza de que debo escribir una buena novela. Es como el pescador que desea pescar un gran pez y enseñarlo a todo el mundo victorioso. Pero yo ya no llegaré lejos en la literatura. Cuando tenía 17 años mi sueño era ser como uno de los grandes escritores que aparecían en los libros de texto, grandes escritores que eran escogidos por las enseñanzas oficiales como ejemplos a imitar y ejemplos a estudiar por los escolares por su gran dominio del idioma, su imaginación, la importancia universal de los temas que trataban, etc.
Eso ya no va a ser posible aunque conozco el caso de algunos escritores que fueron famosos después de los treinta años porque escribieron precisamente una obra maestra que los colocó en la fama literaria. Por ejemplo, Juan Rulfo, que era un funcionario mexicano. Generalmente, a los treinta años un escritor ya ha escrito bastante de su producción aunque quizás no sean sus mejores obras. Yo, a mis cuarenta y tres tacos lucho por escribir mi primer obra buena o aceptable al menos. Se hará lo que se pueda y que no me falten las ganas.
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