Cuando me entra la ansiedad por culpa de la rutina, pues me pongo a escribir blogs para no estar de más. Me digo a mí mismo: podrías ir a Madrid y en lo que voy y vengo se rompe el maleficio de la rutina. Pero luego no voy. Esta semana tenía planeado ir a Aranjuez, pero tampoco he ido. La rutina me avasalla de forma cruel. Me levanto y no veo aliciente válido para pasar la mañana así que me pongo a escribir estos blogs que no sé qué sentido tienen. No encuentro en toda la ciudad un escritor o al menos, un lector de libros con el que hablar. Hay una canción que dice: si la rutina te aplasta dile que ya basta de mediocridad. La rutina y la mediocridad tienen mucho que ver. Una persona mediocre es como yo, que no se mueve del sitio, que no ve ni hace cosas nuevas, etc. La vida que yo vivo la vive cualquiera, no hay que tener grandes condiciones físicas ni mentales. La vida que yo vivo aburriría al más pintado menos a mi hermano, que es feliz con su modo de vida mediocre y repetitiva. En fin, qué hastío y que infelicidad hoy por hoy en mi vida.
Conservar el reloj, servir a la joven dama, reparar la vieja mansión, todo es volver a recomenzar.
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