A mí me gusta mucho meditar, cuando esta actividad me es dada al entendimiento. Para ello, me tumbo en la cama y procuro pensar pensamientos rápidos, que no duren en la mente. Luego, me encuentro mejor, parece que me aclaro algo. Si un pensamiento de esos perdura mientras medito es, obviamente, un pensamiento que causa preocupación y pienso que hay que hacer algo sobre ese asunto. Pero si todo fluye, es bueno porque la mente se ejercita tranquilamente en el pensar las cosas sin precipitación, de una en una. La meditación me parece que no es eso exactamente, sino que la meditación es lograr no pensar en nada y así la mente descansa. Paracelso decía que hay que ausentarse del mundo durante media hora y no pensar en nada. Yo pienso en jirones de la nada, en recuerdos breves, en momentos felices, en la infancia. Me ayuda mucho practicarlo un rato.
En casa del ruin, la mujer es alguacil.
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