Ayer estuve en una casa de una urbanización pudiente, en casa de una amiga. Nos lo pasamos bien charlando. Había un amigo en la reunión que tenía problemas familiares. Los expuso. Expuso cómo sus padres le tratan mal y también otros miembros de su familia. Éramos todos enfermos mentales, de la asociación. Íbamos a ir al teatro, pero solo quedaban tres entradas y éramos nueve. La amiga se prestó a que fuéramos a su casa. Y fuimos. Y lo pasamos bien charlando. A veces, la enfermedad no solo es un tema de salud, sino que la gente, la familia o los amigos se convierten en enemigos y eso trae mal rollo psicológico para los enfermos. A este amigo, según dijo él mismo, le tratan como al niño o al tonto de la familia y eso duele. La vida es lo que te toca vivir: a mí, una enfermedad, no muy incapacitante, pero es una enfermedad.
Cuando se hace rabiar al pueblo, este termina por morder.
La política esta absurda que hay traerá cambios.
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