Como he estado descentrado estos días, no me he puesto a escribir mis historias. Es muy difícil motivarse porque las escribía solo para mí y mi hermano, que las leyó y le gustaron. Pero las putas editoriales, que son aves de rapiña, quieren que pague para publicar esas historias. Y yo no voy a pagar ni un duro. Yo escribo para imponerme una rutina de trabajo que consta de una página diaria. A 365 días del año, ya me sale un libro más o menos largo. Pero ya digo que me he descentrado y, por ahora, no me centro para escribir. Solo escribo blogs y un diario, en el que cuento mis impresiones negativas con que me fastidia mi enfermedad. Y espero que para la primavera esté yo bien y siga escribiendo a buen ritmo, cuando me haya recuperado de desilusiones, desorientaciones y tristezas varias.
Misa y rezar y la casa guardar.
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