Este último tramo de fiestas navideñas está pudiendo con mis nervios. Menudo rollo de días intermedios que no sabe uno qué hacer y como pendiente de la Nochevieja y demás arbitrios absurdos que impone el salto de un año a otro. Estoy deseando que acaben, como dice un montón de gente a mi alrededor. Menos mal que mañana ya estará todo resuelto con la cena y luego el día tonto ese de Año Nuevo.
Y menos mal que yo no preparo nada, ni compro nada para estos días que si no, se me haría mucho más engorroso. Esa es la palabra. Son unos días engorrosos, entremetidos, faltos de toda seriedad.
Yo soy de rutina, de días iguales, de horas que se llenan haciendo las mismas cosas aunque un montón de días así también me fastidian. El caso es que mi naturaleza se resiente ya con los días especiales o los días iguales. Yo quiero acabar el año, nada más.
Si el camino te entretiene, con eso basta.