Ayer tardé en coger el sueño. Me dormiría a eso de las dos de la noche. Por eso hoy me he levantado tarde. He ido a la compra, a esperar que me tocara turno donde la carne y la fiambre. Está visto que la vida no es como queramos sino como viene. A veces viene cargada de desgracias o de molestias; otras veces, de sorpresas agradables. Paco está un poco raro últimamente, quiere relajarse, quiere estar solo, no quiere hacer nada. Yo hoy iré a Delicias, estación, a ver qué hay por allí porque estar de seis a once de la noche en Majadahonda me resulta opresivo, asfixiante. El lunes estuve a Villalba, a la biblioteca de Villalba y ayer estuve con los de la asociación, charlando y riéndome. Estuve excitado mentalmente y por eso quizás no dormí bien por la noche. La vida no es como queremos sino como se decide ella a ser: pesarosa como el paso de un burro o alegre como el vuelo de una mariposa. Sigo un poco nervioso y tenso por el cambio de hora. Ojalá se resuelvan estos desajustes. Ojalá me vuelva yo un pequeño viajero.
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