Me he encontrado hoy un tanto agobiado por la hora. A las seis ya es de noche y no sé dónde dirigirme tanto tiempo solo o acompañado de mi hermano. Había tiempos en que existieron las tertulias y los amigos para pasar un buen rato charlando o echando una partida. Hubo un tiempo en que siempre sabías dónde ir, dónde pasar el rato, dónde matar el tiempo de manera eficaz. Me pregunto que hacía yo en mis veinte y tantos o mis treinta y tantos. Nunca tenía horas muertas que no sabía cómo pasar, siempre había un amigo a quién llamar. Todo se ha vuelto más difícil, todos nos hemos vuelto más solitarios o insociables y el resultado es que la gente patrulla como zombis la ciudad o los pueblos sin una dirección fija o amistosa. Los problemas son de cada cual, nadie pasa ya la pelota y nadie dice te invito a un café. Todas son pegas para perder el tiempo con un amigo, todo el mundo tiene mucho que hacer y si no tiene que hacer, tiene que acostumbrarse a la soledad que ya es mucho hacer o sentir. Estamos siempre enredados en madejas ilusorias y no tenemos tiempo libre o tenemos un tiempo que no nos vale ya. La calidad del tiempo se ha perdido. Si te encuentras solo, mejor. Esta es la mejor época para estar solo. Pasarás desapercibido como solitario.
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