Mis obsesiones de estos días han sido cómo pasar el tiempo. Así de simple pero así de duro. No sé cómo pasar el tiempo. Podría pasarlo tumbado sin hacer nada o viendo la televisión pero no puedo. No puedo dejar de hacer nada. Debo plantearme en cada momento qué es lo que voy a hacer para evitar no hacer nada. Decía Demócrito que sólo los tontos no sabían lo que era la alegría. Pues yo debo ser tonto de capirote pues nunca estoy a gusto con lo que hago y lo que hago no lo valoro y así, mi autoestima está por los suelos pues por mucho que haga nada de lo que hago me parece valioso.
Y creo que cada vez será peor. Con los años la dificultad de hacer cosas valiosas para mí será mayor, cada vez estaré para menos y seré más desdichado por no poder hacer cosas que me parezcan útiles o valiosas.
Debo tener un síndrome de algo muy raro en el que uno no está a gusto consigo mismo porque no logra hacer cosas que le satisfagan. A lo mejor tiene que ver con la idea de megalomanía o algo así. En fin, yo haré lo que pueda para sentirme bien. Hay tanta gente rara en el mundo como gente hay en el mundo.
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