Le agradezco a la crisis una sola cosa: que no nos harten con anuncios de Navidad en la tele ni en la calle. Como no mucha gente está dispuesta a hacer grandes dispendios, ¿para qué los anuncios? La Navidad viene entonces más tranquila en ese aspecto. En mi familia vamos a notar la ausencia de mi hermano y los que más, mis padres, pero vamos a decir adiós a un año aciago en nuestras vidas. Mi hermano mayor vivirá en nuestro recuerdo y mi madre, ya recuperada, vivirá estas Navidades entre sentirse feliz por haber vencido a la muerte y recordando a su hijo perdido. En fin, un año más que se va a pasar dentro de un mes y a saber qué nos aguarda en 2015.
Todo es un pasar. Mi hermano Paco dice que "estamos de paso" en este mundo de Dios. Que Dios nos traiga lo que sea, lo hemos de aceptar hasta que respiremos el último soplo que nos toque respirar. Así es la vida, un poco de desgracia, un luto y un pasar hacia otras historias. Si la vida te maltrata, hazte amigo del tiempo.
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