Ahora hay mucha gente que habla de solidaridad y hay un montón de asociaciones, fundaciones, ongs y demás organismos que se basan en esa solidaridad. Pero la solidaridad mal entendida lleva a situaciones en las que el dinero se reparte mal, el voluntariado solidario que se fomenta entiende mal esa solidaridad y al final, pierden los destinatarios de esa solidaridad. De modo que si una asociación que necesita tranquilidad y buenos alimentos, unos voluntarios mal escogidos que no saben bien a qué deben dedicarse, llenan esa asociación de torpezas y de malinterpretaciones de una enfermedad o de un problema hasta volverlo aún más grande y no resolver nada. La solidaridad mal entendida acaba en entorpecer la dinámica de esa asociación hasta convertirla en un galimatías de ideologías, opiniones mal fundadas y de gente que va allí a ufanarse de lo que sabe y de lo importante que es y no va a servir o a conectar con el verdadero problema que tienen los usuarios de esa asociación u ong. Líbreme Dios de aquel que mucho sabe pero no tiene voluntad.
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