Uno que lee mucho sin duda sabe mucho y uno que anda mucho sin duda ve mucho, esto lo dijo Cervantes antes que yo.
Yo suelo andar por los mismos sitios que ayer.
Pero procuro leer todo lo que puedo.
Así que sé unas cuantas cosas.
Yo, cuando era profesor, les decía a los alumnos que leyeran mucho, que así mejorarían su ortografía al ver las palabras impresas correctamente escritas y además, aprenderían.
Pero los alumnos no leían.
Era más divertido jugar con maquinitas de matar. O jugar al fútbol. O vagabundear por la ciudad.
Yo he vagabundeado mucho cogido de la mano de un personaje cualquiera y me he metido en sus pensamientos y andaduras.
Cuando uno lee, deja de estar en el sitio en el que está y se va lejos, a un tren, a otra ciudad, a vivir otras vidas, a meterse en la piel de otros hombres.
Pero no hay cosa mejor que vivir la vida, esa reparte ilusión, realidad y ostias a discrección: no hay mejor lectura.
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