Ver amanecer trae un mundo de ilusiones
y muchas horas aprovechables.
Ver atardecer deja la mente pensativa y torpe,
dispuesta a los placeres de la noche
que a veces son malos.
En la vida
no sobran amaneceres ni soles cansados,
está todo contado desde que Dios los hizo.
Lo que falta en el ser humano es la mesura,
virtud escasa a la que los clásicos se refieren
como la mejor de todas.
Sé prudente, sé comedido, sé respetuoso
y vivirás con dignidad
los años que la Parcas tejen para ti.
Huye tanto del placer desmedido como del dolor.
Huye a veces de ti mismo
porque tú mismo eres a veces tu propio problema.
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