Pasan los años y la gente no aprende que hay que convivir unos con otros. No se trata de que se hagan las cosas siempre a su gusto. Pero hay personas que piensan que hay que hacer siempre las cosas a su conveniencia. Los ojos duros de la piedra no dejan nunca de nacer. La mañana trae un nacimiento de la oscuridad en que ha vivido. El sol ya ha vuelto, el sol alumbra el conocimiento. Las espigas doradas por el astro rey ya están brotando en el campo. Todo es una vuelta a lo antiguo, a lo del año pasado. La sangre no era un río, sino su pensamiento doloroso. La gente es de ir pasando, pasando y las aceras cautivan sus pasos en la gran ciudad.
No me atormentes más.
Ya sé quién está equivocado.
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