El hombre va caminando por campos muy desiertos donde no encuentra respuestas a su eterna pregunta. ¿Quién soy?, dice el poeta. Quien eres tú a mi no me importa, responde la vida. Los muros de mi patria se están rompiendo y no puedo hacer nada. Los hielos de la montaña se están deshelando y llegan a la ciudad en forma de arroyos fríos como témpanos. Es un decir que España se rompe, pero así es. La casta se tiene que mantener en el poder mientras otros rezan rosarios a la puerta de las iglesias. Los amigos ya no se hablan por pensar de distinta manera. La gente está harta de que el futuro de la nación lo decidan unos pocos. Escuché la rendición de mis huesos depositándose en la urna funeraria, acudí como pude al sueño de mi destrucción.
El telegrama planchado por la aurora decía:
No puedo más. Ayudadme. Dinero. Os quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario