Parece que estamos en un ascensor de tanto hablar del tiempo con gente que ha dejado de hablar de nada. Pero la vida sigue sin ellos y sin otras cosas. La mala suerte surge, se agría, confunde las horas con lo siniestro de la vida, con lo más feo de las calles que rebosan de gentes. Hay que buscar en las risas más sinceras, en los amores que brindan las aceras, en los tiempos indecisos del día. 1000 festivales recorren la península española, esa piel de toro, esa locura colectiva, esa madriguera de alimañas. No te pierdas el espectáculo de la niña que se sube la falda sin bragas. No te pierdas porque luego no hay quién te encuentre. No te pierdas la hora de comer sobre todo. No te pierdas el centenario de Gregoria, la panadera del pueblo. Hay pasteles.
Los hombres avanzan como pueden por el tiempo indeterminado
de un fracaso ya visto.
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