Mientras la Guardia Civil trata de minimizar la crítica contra el gobierno y el gobierno quiere controlar a los medios con amenazas, suena una canción italiana en una terraza de por aquí cerca. Abril está hoy radiante, parece que va a hacer calor. Brotan ramas con hojas adornando los talados troncos de los álamos. La vida se abre paso. Maduro tiene muchos que le votan por el dinero que les da. Así quieren hacer Iglesias y Sánchez: tener un montón de estómagos agradecidos que depositen su voto a favor de esos dos dirigentes. Les gusta el poder a los dos, les encanta. No saben más que de poder. A Iglesias le gustaba Chávez, el gorila rojo, y le gusta Maduro, el conductor de autobús. Prepárate, va a estallar el obús.
Menuda mierda se nos viene encima. Yo pronostico revueltas sociales tras la crisis del coronavirus. Más virulentas que el coronavirus, a no ser que se acomode el estómago de 2 o 3 millones de parados a la manera de gobernar.
El otro día vi un reportaje de cómo están en Colombia. Lo llaman el coronahambre. Eso viene para España. Nos podríamos haber parecido a Portugal, pero no. Nos hemos parecido a Italia. Y seguimos sin tests masivos. Que Dios nos coja confesados.
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