La semana pasada fue de tensión casi siempre por tener la mente puesta en los hospitales y residencias donde los sanitarios sufrían condiciones de trabajo inhumanas y moría gente. Cuando salíamos a aplaudir a los médicos y enfermeras nos llenábamos de emoción en las terrazas. Pero esta semana, parece que algo ha cambiado. Ya llueve menos, las penas ya se sobrellevan mejor proque ha habido cifras que reflejan una bajada en los ingresos en hospitales y ha habido muchas curaciones. Los sanitarios parece que respiran un poco.
Yo sigo lo mismo. Ayer pasé un mal día de lamentar mi encierro. Hoy lo llevo mejor. He comido un filete de emperador y me he tumbado en la cama a dormir. Cuando he despertado, me sentía muy muy tranquilo en la cama. Como si la relajación exterior que venía de las noticias también se me haya pasado al cuerpo. Las noticias, junto con las imágenes, más benevolentes, han hecho que yo me haya relajado quizás. Pero la expectativa es la misma: las cuatro paredes de la casa como horizonte hasta el día 26 de abril.
He leído la historia de Fang Fang que es una escirtora china que ha ido narrando la cuerentena en Wuhan. Ella dice que las cifras oficiales no están de acuerdo con la realidad. La llaman "la conciencia de Wuhan".
En este blog yo he contado algo de la pandemia y cómo la he vivido. Lo que también noto es que los que antes eran villanos ahora van a ser héroes y se van a apuntar tantos por vencer la pandemia.
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