Hoy sábado ha sido un día raro (aunque raros son todos estos días en que no se puede salir a la calle). El caso es que me he levantado a las 12 del mediodía, el sol en lo alto. A la una, he hecho una tortilla de patatas y a las dos nos la hemos comido. Me he tumbado pero, claro, no podía dormir así que me he leído El Mundo, cuya revista no es tan buena como la del ABC, pero trae mejores noticias, no las de siempre de crítica agria. A las 4 de la tarde, me he tumbado y me he levantado a las 6. He seguido leyendo El Mundo, que trae numerosas noticias de todo tipo. Cuando he acabado, me he ido a tirar la basura y me he quedado en un banco sentado largo rato, oyendo cantar a los gorrioncillos. Estaba yo muy a gusto sentado así que he estado mirando al cielo cómo lo cruzaban golondrinas y vencejos y cómo sonaba una música desde una terraza. Luego me he venido a casa, he cenado y a lo mejor veo una peli. He visto a Sánchez hablar pero no me convence ya ese dirigente.
Mi sobrino ha tenido un niño. Es un sobrino nieto.
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