Por la mañana temprano me he ido a hacer un análisis de sangre y aprovechando, me he dado un paseo. Durante el paseo me he dado cuenta de que si apareciese junto a mí un alienígena, mi aburrimiento consumado de horas y horas le habría considerado uno más del triste panorama actual de mi vida. Este E.T. se iría a llevar una sorpresa ante mi abulia, ante mi indiferencia melancólica y se iría a su planeta con una pobre impresión de los terrícolas. De forma que he sentido sobre mi cara el airecillo suave de la mañana y caminando, he llegado a las Rozas. No he observado nada digno de atención pero he visto en un banco un abc del día anterior y me lo he leído con gusto. El alma caritativa que lo dejó allí me ha sacado de la abstracción estúpida en la que vivo. Venían noticias de los ERE de Andalucía, un pastón para la corrupción. Luego he estado ojeando un artículo sobre historia: los países del este que apoyaron a Hitler y luego he leído sobre un diálogo que tuvo lugar entre dos filósofos: el papa Benedicto y Habermas. Chesterton decía que no es que haya falta de fe, lo que hay es falta de razón. Habermas decía que del diálogo surge la verdad y Benedicto decía que de la verdad surge el diálogo. A lo mejor ambos tenían razón. Chesterton acierta de pleno: cada vez veo más sinrazón en el comportamiento y pensamiento humano.
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