Al llegar de Oporto, mi escritura se ha vuelto más suelta y llevadera y ayer estuve escribiendo tres páginas en el ordenador. Cuando uno se obsesiona con algo o está en ello todos los días, el asunto empieza a oler, a cansar, a aburrir. Este descanso de mis escritos me ha venido bien por lo tanto. En Oporto, en ratos libres también escribí en un cuaderno algunas historias que surgieron de ver cosas nuevas y pueden ser esos escritos material para algún cuento o relato posterior aunque no creo que tengan mucho fundamento pues son impresiones sobre la marcha que no tienen hilo argumental, ni personajes claros ni nada de nada. Solo lo hice para entretenerme.
Las tres páginas que escribí son un desarrollo pequeño sobre lo que me parece esta sociedad en la que vivo que tiene sus cosas buenas y malas pero tiene una filosofía de vida generalizada que yo no comparto. En este mundo que vivimos hay demasiado amor por las cosas, los ídolos, los aparatos y menos espacio para las personas, la familia, etc. Al menos, así lo creo aunque puede que esté equivocado. Deja la lectura. Date un paseo.
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