Parece que la soledad nos va midiendo la dosis de paciencia que podemos ir depositando en la vida, aguantando. Uno se puede sentir solo aun rodeado de los seres queridos o estar solo de verdad, al arbitrio de uno mismo. Ahora me voy al bar a ver si encuentro alguien con quien charlar, ahora me voy a casa a matar unos momentos haciéndome la cena, a ver si se llega pronto la hora de oír un poco la radio tumbado en la cama, a ver si me entra pronto el sueño. Parece que en soledad todo es una tentativa a ver si esto o lo otro. Porque cuando uno está solo depende de muchas cosas, muchas cosas son las que tuercen el día para bien o para mal. En soledad son muchas cosas las que se le ocurren a uno pero no tiene a quien contárselas. En soledad hay un perro que te acompaña siempre como una suerte, como la aleatoria forma de pasar el día.
En la soledad, uno encuentra amigos, caminos, luces y sombras que se agitan como en un teatro dispuesto tristemente para el que lo quiera ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario