En este mes de agosto parece precipitarse todo lo sucedido desde febrero. La densidad de las lágrimas ahora cae deshaciéndose en dulce agua en el suelo.
Me he quedado más solo, viendo el corazón de los que valen, viendo alejarse la sombra del que fue sombra a mi lado, esperando que todo lo malo se olvide. Me he quedado solo junto a los corazones que siempre latieron con fe al lado del mío.
Los que me quieren, ya me quieren más. Los que no me quieren siguen una guerra suya y podrida para mí porque esa guerra exige quemar su propia vida en cuentos que cuenta la televisión todos los días en forma de anuncios. Yo sigo el cuento que me contaron mis padres porque nunca he rehuido de ellos sino que los he hecho caso porque eran la voz de la experiencia. El que solo hace caso de su gusto, allá él. Ya caerá de su gusto en la tierra algún día.
Y nada más. Vivir es ir diciendo lo que te han dicho cuando eras pequeño. Si eres tan listo de inventarte la vida, cuidado si el invento no explota entre tus manos.
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