Ya quedan tres días para que se acabe diciembre, mes de mierda para Paco y para mí. Cuando llegue enero, llegará otro año en el que pienso que me pasarán cosas no para contarse en una crónica de esas medievales que contaban hazañas y aventuras dignas de ser oídas pero por lo menos, cosas que sean dignas de ser vividas. 2023 llegará y nosotros lucharemos para pasarlo bien y no sufrir de nuestra enfermedad, pasaremos de la mafia y nos compraremos un jersey a rayas y quizás vayamos a Italia.
La vida pasa rauda ante nuestros ojos. Nunca diría que llegaría navidad y ya ha llegado. Las putas se lavan el coño y los camioneros miran a ver si las ruedas las tienen gastadas. Los taxistas aguardan a que se monte un chino en su taxi y darle más vueltas que una peonza antes de llegar a destino. Los taxistas miran su billetera mil veces antes de sentirse a gusto con la jornada. El mundo está muy caliente y vendrán torrentes e inundaciones. Y ahora, hay muchísima nieve en EEUU.
Un simple grano hace inclinarse la balanza.
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