Ya pasó el primer aluvión de fiestas de este mes de diciembre. Ahora viene la gilipollez de nochevieja. Paco y yo, a lo nuestro. Cenar ligero y modesto y acostar prontito. No queremos fiestas. Estoy mucho más sereno este año que el anterior y eso es lo que cuenta, que no nos volvamos locos con insomnios, ansiedades y angustias. Estoy dando vueltas a la idea de cambiar otra vez de psiquiatra pues me han asignado a la misma que trata a mi hermano y a mí no me gusta, así que rellenaré otra solicitud de cambio de psiquiatra en cuanto vaya en enero a consulta. Se lo diré a la médica y me cambiaré.
Las luces ya sobran, sobran los villancicos. Lo importante es llevarse bien y estar sereno y cuerdo para lo que vaya a venir. La luz del sol que ha venido hoy es un síntoma de alegría y buen humor. Ya se puede pasear. Porque lo que más asco me da es que esté nublado y no llueva. Ojalá lloviera el mes de enero entero.
La desgracia de otro no quita mi pena.
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