Hablamos ayer mi hermano Paco y yo de mi exnovia. Fui yo quien la dejó por sobrepasar un comportamiento totalmente incomprensible y de desprecio a mi persona. Mi exnovia tiene la mente muy enrevesada y no creo que vaya a cambiar. Cuando uno se junta con una persona a la que ama, debe conocerla bien. La persona con la que estás debe ser un dechado de virtudes y alguien en quien poder confiar. Eso no ha sucedido con mi exnovia en el último punto en que ya me insultaba por norma. Mi exnovia, por circunstancias vitales que ha sufrido antes de conocerme, está dañada sentimentalmente, no puede pensar y sentir con claridad o con propiedad. Yo le digo que vaya a un psicólogo para que esa maraña que tiene en la cabeza quede libre y suelta de rollos mentales.
Mi novia es muy inteligente socialmente pero a la vez es muy sibilina. Te convence de cualquier cosa. Yo solo sé que, después de dejarla, mi mente se liberó de un montón de ideas equivocadas que me metió ella. No voy a volver con ella porque ella ya no cambia. No volveré con ella porque me dé pena. Así, soltero, estoy muy bien. Y ya digo: la mujer con la que uno se junte debe ser un dechado de virtudes.
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