Leo la prensa y escribo este blog con desgana. La monotonía que suponen los días iguales me nubla la vista y el entendimiento. Menos mal que el viernes me voy al pueblo. Hoy he dormido bien. Todo lo que voy escribiendo no son más que vulgaridades absurdas, no dignas de ser escritas pero en fin, eso es lo que tengo que escribir. He leído en el periódico que un mendigo se cruzó con un ministro de casualidad y este le pidió que escribiera su historia, que él encontraría un editor. La ha escrito y ha vendido 40.000 ejemplares. No es que yo quiera que se vendan mis escritos porque tengo para vivir. A mí lo que me interesaría es conocer gente, viajar, pasarlo bien, no esta ruina de vida que llevo. Si eso me lo pudiera ofrecer un libro que escribiera yo...
Mi vida no ha sido muy aventurera, no he hecho grandes cosas, supongo que como la vida de todos los demás. Lo que pasa es que a mí la monotonía me puede, me hunde en la depresión.
Yo debería romper esa rutina como fuera pero tampoco sé ni me atrevo a hacerlo.
La vida es una repetición insomne de días y días.
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