Tengo una exnovia a la que no sé si olvidar para siempre o seguir siendo su amigo. Pensar en ella no me permite quizás pensar con claridad en otras mujeres. Por otro lado, la vida social que llevo no me da para conocer a otras mujeres. Estoy hecho un lío porque me siento viejo, no sé si conoceré a otra mujer, no sé si me volveré a enamorar. El caso es que pienso que mi exnovia se ha portado demasiado mal para volver con ella. No debo volver con ella. Pero tampoco sé si debo seguir siendo su amigo. Ahora, gracias al ejemplo de mi exnovia, pienso en las mujeres con desconfianza, como depositarias de celos, rabias, malquereres que se pueden volver a reproducir si yo conozco a otra. El escepticismo que me ha procurado estar siete años con mi exnovia, hace que piense que todas las mujeres son iguales de malas. Confío en el tiempo, a ver si el paso del tiempo reposan un poco las cosas.
La vida sigue, sigue como un caramelo que se chupa en la boca, sigue como una carretera por la que pasan coches y más coches. La vida sigue y va cambiando las cosas.
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