Este calor que obliga a estar de tres a seis en casa me está volviendo loco. Me levanto con una idea vaga de depresión nerviosa pero a lo largo del día el aburrimiento hace que esa idea se imponga y se recrudezca. Lo paso mal tantas horas metido en casa, la pereza me puede, el calor me tiene atenazado, perdido, acogotado. Hoy he visto lo de la moción de censura pero otro día, ¿qué veré? Me cuenta un amigo que se entretiene viendo cómo cazan nutrias en Alaska pero es que yo no puedo ver la tele, no la soporto la tele, me parece asquerosa. No puedo leer, el calor no me deja, no me concentro. Escribo blogs y la novela pero también me canso. Voy a acabar echo polvo o con un cuadro de neurosis o de depresión por el maldito calor y este enclaustramiento que sufro. Ojalá aguante. Parece que se trata de aguantar como se pueda sin caer en el delirio depresivo o alucinatorio. Creo que aguantaré hasta el viernes que me voy al pueblo. Luego viene el final de junio y el día siete me voy a Gijón, Dios mediante. Ojalá no haya ningún problema y podamos ir y huir de este infierno de calor asqueroso.
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