Hay un modo de ser aburrido y lineal que suele cansar a todo el mundo. Hoy, por ejemplo, he hablado con dos taxistas totalmente diferentes: uno hablaba de las cosas en el mismo tono, soltando su discurso sin gracia alguna, sin metáfora, sin chiste, sin alegría.
Luego, he hablado con otro sobre su mujer y todo resultaba divertido. En sus gestos, en el remedo de su propia esposa, en sus exageraciones expresivas, en su reducción al absurdo de algunas situaciones vividas por él con su mujer, etc.
Ya que poseemos el lenguaje como la herramienta más útil con la que crear y recrear y divertir el mundo que vivimos, hagamos de esa herramienta nuestro mejor modo de presentarnos ante los demás.
Seamos creativos con el lenguaje, no nos limitemos a nombrar lo que sucede a nuestro alrededor, retorzamos la realidad, démosla cuantas vueltas sean necesarias para hacerla más atractiva a los demás, que sea nuestro lenguaje el que nos defina como seres humanos creativos que somos.
Dice un refrán: es dichoso el que no se parece a otro. Con nuestro lenguaje personal podemos lograr ser únicos.
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